M. Castells

Cuando pienso en el título de esta entrada, me sobrevienen infinidad de posibles debates, de muchas, muchísimas variables que darían lugar a otras muchas y así en un círculo constante. Por ejemplo:
1.     Enumeramos los problemas supuestos: dinero, recursos, tecnología.
2.     Trabajar en grupo/visión
3.     Concepto escuela unitaria, grupos interactivos, educación en valores.
4.     Grupos por niveles erróneos
5.     Tener clara nuestra visión y nuestra misión.
6.     ¿Cómo sociedad tenemos una visión para ponernos en marcha?
7.     La sociedad cambia/hay propuestas para cambiar.
8.     La escuela es una institución del s. XIX, maestros del s. XX y alumnos del s. XXI.
9.     El material cambia, pero el uso es el mismo.
10.  ¿Cómo cambia la sociedad? Interculturalidad, comunicación

Todas estas variables darían sin duda mucho de qué hablar y, tras darle muchas vueltas a cómo empezar realmente esta entrada, he decido darle la palabra a Manuel Castells Oliván, sociólogo, economista y profesor universitario, que lleva los últimos veinte años relacionando la evolución económica, las transformaciones políticas, sociales y culturales, y, como todo ello influye en la educación. 


Trascripción literal de la entrevista a Manuel Castells (realizada por Irene Ciudad)

Las escuelas en general a todos los niveles y en la universidad también, siempre han tenido una doble función. Por un lado, sí, hay un aprendizaje de habilidades, de conocimientos que son necesarios para funcionar más eficazmente en la sociedad, pero, al mismo tiempo siempre han sido y son formas de transmisión de valores dominantes y formas de poder que no tienen nada que ver con el aprendizaje ni con la pedagogía. Sino con el poder de las instituciones, enseñar a los niños y luego a los estudiantes jóvenes que tienen que seguir ciertas normas sino van a tener problemas con la sociedad, no van a tener trabajo, los van a expulsar de la escuela, es decir, son formas de poder al mismo tiempo que forman el aprendizaje. Pero además hay algo más complicado, y es que, el aprendizaje en la mayor parte de las escuelas y universidades es totalmente obsoleto. Porque insisten en producir una pedagogía basada en la trasmisión de información. Bueno, no necesitamos trasmisión de información, la información está toda en internet. Un estudiante mío acaba de hacer un artículo, que ha publicado la revista Science, la revista científica más importante, él ha cuantificado toda la información que existe en el planeta y dónde está, en qué plataformas y en qué formas. Ha calculado que el noventa y siete por ciento de la información del planeta está digitalizada y de ello un ochenta por ciento está en internet. Entonces, la información está ahí, lo que necesitamos son criterios para buscarla y para combinarla en los proyectos intelectuales, personales que cada uno tiene. Esa capacidad de emponderamiento intelectual es lo que tiene que trasmitir la escuela, es para lo que tiene que servir, para empoderar conocimientos. ¿Qué ocurre? Que todo el sistema de la escuela está organizado de otra forma totalmente diferente. En no emponderar, en hacer objetos sumisos de los estudiantes, los cuales tengan que aprender la información que su profesor aprendió la semana pasada. El profesor siempre tiene un libro por delante de los estudiantes, históricamente. Ahora no, ahora los estudiantes saben más que los profesores no porque sepan porque hayan leído más, sino porque pasan más tiempo en internet y saben mucho más lo que pasa. Muchas universidades hoy en día, prohíben a los estudiantes utilizar la computadora para estar conectados a internet durante la clase, ¿por qué? Porque dicen que se distraen, no es eso, ocurre que les hacen desafíos cortantes. Yo en mis clases, que claro, todos los estudiantes están conectados a internet constantemente, me desafían constantemente, dicen, “oiga, lo que usted dice es muy preciso, pero hace cinco años que ya no es así, los datos son nuevo, y lo que usted dice este otro profesor dice todo lo contrario”. Y es un debate muy interesante, yo aprendo, que es lo que me gusta, aprender y ese aprendizaje es en la interacción. Porque todos tenemos acceso más o menos a la misma información y el producir conocimiento a partir de la información viene de la interacción. Bueno todo eso significaría romper las relaciones verticales de poder en la escuela, y eso, no lo quieren los maestros, no lo quieren los profesores, no lo quiere la sociedad, no lo quiere nadie.


¿Qué ideas fundamentales encontramos en estos cuatro minutos de vídeo?

Si leemos la trascripción, me he permitido realzar en negrita las ideas que considero fundamentales sobre la exposición del sociólogo.
Si reflexionamos en nuestra propia experiencia con el sistema educativo, nos daremos cuenta de que la obsolescencia de la cual habla Castells es totalmente real. Hemos estado acostumbrados a un tipo de pedagogía y a una metodología que señalaba al docente como un orador (trasmisor de conocimientos), y como la figura de autoridad incuestionable. Es importante reflexionar ante una metodología que ya no sirve. De esta forma enlazo con facilidad con la siguiente premisa, esa trasmisión de conocimientos endémica en educación ya no es necesaria, ¡la información está en internet! Puede parecer una cuestión obvia, pero para el sistema educativo no lo es. Si los libros de texto dejan de ser el centro de la metodología, entonces, tendremos que buscar una manera de dinamizar los contenidos y que lleguen a los estudiantes de forma productiva y efectiva para la adquisición de aprendizajes. Entonces, se plantea lo siguiente, lo que se necesita son criterios adecuados para buscar y combinar la información, emponderar el conocimiento. Llegar a esta conclusión no es sencillo, todos hemos pertenecido a un sistema que ha limitado nuestra capacidad y autocrítica y ha inhibido de alguna manera nuestra visión para preparar lo que aún no sabemos qué va a ocurrir. Nuestro sistema, siempre ha conseguido adormilar nuestras expectativas, haciéndonos conformistas, evitando la visión de futuro para hacernos “prácticos” y buenos reproductores de sus raíces establecidas. Pero debemos ser capaces de guiar el conocimiento sin miedo al diálogo, sin miedo al error, pues en él también se incluye el aprendizaje. Las relaciones horizontales deben marcar un clima normalizado en el aula, en el que los alumnos se sientan seguros de preguntar y propiciar aprendizajes, en la que los docentes generen infinitas posibilidades con un feed back continuo. Inevitable entonces recurrir tras todo lo anterior, a las cuatro premisas fundamentales de Castells:
-       Aprender a Aprender
-       Construir personalidades sólidas
-       Desarrollar capacidades genéricas
-       Aprender durante toda la vida

Sin lo uno no puede darse lo otro. Nos encontramos ante uno de los momentos más complicados de nuestra futura profesión. Los maestros del siglo XXI se enfrentan a:
Un contexto social que busca o que padece
-       Globalidad
-       Infoxicación
-       Variabilidad
-       Instantaneidad
-       Multicuturalidad
-       Ayudar a entender a cribar la información
Por lo tanto, la información no es la clave, el trabajo del profesor está en el otro extremo de la información.
Citando a otro pionero en la materia, Seymour Papert dice, que “debemos ser capaces de hacer muy bien algo que no has aprendido, preparar para un futuro incierto”. Ej el zorro (se adapta) /el lince (no se adapta y se extingue), que un docente debe en cada etapa tener claro el objetivo (y volvemos a la posibilidad citada al inicio de esta entrada, de generar debate y debate. En este caso hablaremos más en profundidad de las competencias de los maestros del siglo XXI más adelante)

Finalmente, quiero aunar la reflexión anterior con los tres grandes ítems que Castells señala en sus estudios:

1. Revolución tecnológica
2. Globalización
3. Cambios organizativos/organizaciones en la red

Repasando la lectura de lo anterior, es incuestionable, por tanto, crear un nuevo perfil de maestro, que dé respuesta a un alumnado que nada tiene que ver con el sistema educativo vigente. Que es fundamental y necesario que como profesionales y como personas, tengamos claro nuestro modelo educativo. Y ante esto, el cambio social dejará de ser una utopía para convertirse en una realidad que mirará hacia un futuro lleno de progreso, dónde la autonomía y la autocrítica sean pilares fundamentales.


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