El profesor novato


"Todas las reformas a medias y todos los intentos de adaptación a los nuevos tiempos resultan más o menos fraudulentos: ¿cómo va a ser capaz de danzar al ritmo de hoy esa vieja dama de ciento sesenta años? Se tiene la edad de las propias virtudes. Definitivamente hay que aprender a dialogar en vez de a perorar, hay que despertar en vez de adoctrinar, inflamar en vez de saturar. ¡Ánimo, es cuestión de ponerse en camino!" Michel Barlow

Quisiera- escribe- que mi enseñanza tuviese sabor a algo nuevo, a brisa de amanecida, que supiese a vida feliz.

Dice Louis Melyan, "resulta reconfortante oír a los ochenta años las propias ideas  de uno formuladas por un joven de menos de veinticinco con la franqueza y la libertad del lenguaje actual, y entrever la enseñanza que uno había soñado realizada con un estilo evidentemente distinto, pero las misma: idéntico espíritu y perfecta novedad. Como señalaba Rémy de Gourmont: "La constancia es la razón de la evolución,  la evolución la condición de la constancia"

La escuela liberadora, la escuela de la cultura, la escuela de la persona, la que he soñado durante toda la vida y él nos presenta realizarla.
La inteligencia se forma por medio de experiencias completas, es decir, yendo desde los primeros tanteos, las primeras hipótesis, hasta la confirmación de la hipótesis última, a veces muy distinta de la primera.

Michel Barlow será uno de esos maestros que los alumnos recordarán con orgullo y gratitud durante mucho tiempo, del que aprenderán lo "esencial", una filosofía en el doble sentido: concepción general de la vida y del mundo y sabiduría práctica. Uno de esos maestros que ayudan a hacerse persona y a formar con otras personas la comunidad de los espíritus.


Perdóneme el lector por entusiasmarme en la presentación del escenario, pero como no señalar de forma obvia ideas y sentimientos que me llenan completamente. Me avergüenza en cierta manera, comentar el prólogo y la introducción de una obra que no he llegado a finalizar en su lectura. Sin embargo, solo en estas primeras trece páginas, ya puede una hacerse a la idea de la importancia de lo que va a descubrir. Hablamos de un joven que vivió la experiencia inicial de su carrera docente, en la década de los sesenta. Claro, para contextualizarlo, debemos ser consciente de que, los años sesenta en Francia, gozaban de un avance social y unas condiciones que los españoles no podrían soñar hasta una década y media después. A esto hago referencia, por la facilidad con la que cualquiera de nosotros (veinteañeros del siglo XXI), podemos identificarnos con un joven que no pertenece a nuestro tiempo. Y sin embargo sí, ahí se encuentra esa grandeza, esa pequeña victoria. Las limitaciones nos las imponemos nosotros, la época y el contexto determinan unas variables que en realidad, (hablando por supuesto en términos de democracia y libertad) podemos manejar. Michel vivió la experiencia de bajarse del altillo, de igualarse en aprendizajes a las mentes que esperaban ávidas de información. Decidió perseguirse a sí mismo en una continúa y permanente búsqueda de la felicidad, de la creación de un verdadera conciencia social y grupal que enriquecía con mucho las experiencias de aprendizaje.
Me gustaría poder decir dentro de cuarenta años que estoy ahí, que sigo aprendiendo, que mis alumnos son personas mejor formadas y más libres, que yo misma lo sigo siendo. No puede existir una inmortalidad mejor que la del recuerdo de mentes que te mantendrán siempre viva, porque durante un momento, por muy efímero que fuese, formaron parte de ti y tú de ellos.
¿Podremos tener nosotras y nosotros una escuela liberadora y una pedagogía que tenga sabor a nuevo, a feliz?

Os dejo el enlace de las mencionadas trece páginas y espero que como yo, busqueís profundizar en su lectura y aprender de una valiosa experiencia.

http://www.sigueme.es/docs/libros/diario-de-un-profesor-novato.pdf




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