Robótica



“Desde el punto de vista de este ingeniero británico, los robots del futuro estarán en el medio ambiente, en nuestra ropa, en la piel e incluso dentro de nuestro organismo. Y serán biodegradables. “Pensamos en los robots como algo ajeno a nosotros”, dice Rossiter. Por eso tenemos un nombre concreto para denominarlos. “Pero cuando estén tan integrados en nosotros y aumenten nuestras capacidades físicas, cuando nos hagan ser mejores, en ese momento dejarán de constituir algo diferente: se convertirán en nosotros mismos. Suena muy a ciencia-ficción, pero una vez que garantices que esa tecnología sea democrática, todo el mundo lo aceptará como algo propio. Los humanos seremos así”.”


Empiezo la entrada de este blog con lo que me parece un potente e interesantísimo alegato. Este fragmento es la conclusión de un artículo especialmente interesante que nos ofrece el periódico el País en colaboración con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (más conocido como MIT). Aquí os dejo el enlace: http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/robots-mit/

Suena a ciencia ficción pero no lo es. Como alumna he tenido la fantástica experiencia de conocer de primera mano, lo que placas diminutas y muchos sensores (jaja) pueden llegar a conseguir en tiempos muy pequeños. Jesús, el docente de la Facultad de Educación que nos ha introducido en este asombroso mundo, nos ha facilitado robots que son capaces de conectarse a cuerpos que generen una mínima corriente eléctrica. Es el ejemplo de la placa Makey Makey, un sistema de control que actúa como teclado conectando cualquier elemento con el ordenador, ¡cómo la fruta! o nosotros mismos. Me parece increíble pensar, que nunca había tenido contacto con una herramienta (la robótica) que se encuentra tan presente en nuestras vidas y que como instrumento metodológico ofrece un sinfín de posibilidades. Al conectar unos plátanos al ordenador y convertirlos en un teclado musical, o al ser capaz de definir una propuesta docente que conecte dos robots y obtenga resultados en una aula real
, me he sentido especialmente "fuerte". A la fuerza que me refiero es a la de pertenecer al gremio de educadores que abren su perspectiva a las metodologías innovadoras, a la fuerza que generan las ideas y las ganas de crear. He descubierto con unas cuantas horas de trabajo en la materia, que la robótica, no solo se puede y debe enfocar desde una perspectiva educativa, sino que es una herramienta que nos ofrece como ninguna otra la inclusión de contenidos interdisciplinares sin ningún esfuerzo.
Toma sentido de nuevo, todo lo trabajado hasta el momento. A veces me sigue pareciendo  asombroso lo sencillo que me resulta integrar todos los pensadores que hemos trabajado en la materia y todas las perspectivas de mejora para la calidad educativa e innovación docente presentadas a través de las nuevas tecnologías. Creo haberlo comentado en alguna de las publicaciones pero, debe de haber un hilo conductor del cuál hemos empezado a tirar para seguir en una línea que cada vez se abre a nuevas y sorprendentes posibilidades.
Considero que no hay nada más significativo que un aprendizaje que siempre te ofrece más y más, del que no te cansas. El mundo se encuentra en un proceso de cambio del cuál podemos sentirnos partícipes, como bien cita Jonathan Rossiter en el próximo paso, "para conseguir la obicuidad robótica no solo debemos estudiar y reproducir los hitos de la naturaleza, también ir más allá con un desarrollo más veloz. La ventaja del paradigma del organismo artificial es que nos alienta a explotar todas las características de los organismos biológicos e, incluso, ir más allá. Estas características pueden ayudar a desarrollos sostenibles en ambientes medioambientales benignos."

Como es lógico, es necesaria una formación adecuada y una ética que nos permita trasladar los contenidos para el progreso. Las piezas están ahí, esperando para montarse, y nosotras/os como educadores debemos ofrecérselas a las generaciones que se convertirán en "arquitectos"



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